Consejos para controlar los nervios previos a una boda
Los planes y los preparativos que conlleva una boda pueden sobrecargar la mente de muchas maneras, y hacer que nuestra salud física y mental quede pendiendo de un hilo. Generalmente es esperable una cierta dosis de ansiedad, tanto por parte del novio como de la novia. Pero aquí daremos algunas pautas para que eviten estar nerviosos días antes de una fecha tan especial.
¿Por qué nos ponemos nerviosos?
La principal causa de preocupación es el hecho de que se trate de un día largamente esperado (a veces, durante toda la vida), en el que todo tiene que ocurrir de la manera indicada pero que, sin embargo, no tenemos oportunidad de ensayar. Por lo pronto, también es normal que por momentos nos invadan las dudas, incluso por el hecho de estar dando un paso tan grande como es el de decidir compartir el resto de nuestra vida junto a una sola persona.
Otro foco de ansiedad y nervios es el alto costo monetario que todo lo relacionado con la boda conlleva: el vestido, el salón, las alianzas, el viaje de bodas… Si además se suman las preocupaciones por hablar (¡y bailar!) en público, y el temor a no hacerlo bien, se entiende que las semanas previas a la boda puedan tenernos hechos un amasijo de nervios.
¿Cómo controlar los nervios?
Organizar una boda no es nada fácil, pero tampoco dejes que este suceso tan especial se convierta en una pesadilla para ti, tu novio y tus familiares. Para colmo, si el estrés prenupcial te ataca también podrías sufrir dolores de estomago, de cabeza, insomnio e irritabilidad. Existen varios métodos para no ponerse tan nerviosos en los preparativos de la boda (¡o al menos, para ser nosotros quienes controlamos la ansiedad, y no al revés!). Cada novia y cada novio tienen que encontrar sus propias técnicas, aquellas que les resulten más adecuadas. Aquí te sugerimos algunas:
- Para despejar tu mente conviene realizar mucho ejercicio puesto que de esta manera se está concentrado en el propio cuerpo. ¿Ventaja adicional? Conseguirás adelgazar ese par de kilos extra que tienes para llegar al día de la boda con tu mejor figura.
- Date un respiro: no pienses todo el tiempo en la boda. Sal y diviértete, ve de compras o a tomar algo con tus amistades. Pásatelo bien y olvídate de las cosas que te angustian.
- Toma un té de tila (o tilo), se supone que es relajante, pero lo más importante es que tú “sientas” que es relajante, pues el efecto psicológico es el que verdaderamente cuenta.
- Si sientes que los reparativos de la boda te están abrumando, lo mejor será que empieces a delegar responsabilidades y no trates de hacerlo todo tú sola. Habla con tu familia y tus amigas, y aprende a delegar. Por lo demás, aprender a organizar tus actividades te será de mucha ayuda: lleva una agenda y organiza todas tus citas y pendientes, así evitaras las prisas.
- Evita el exceso de azúcar, cafeína, nicotina y alcohol, pues aunque momentáneamente parezca que te calmen, a la larga pueden ser contraproducentes. Y no son nada beneficiosos para tu salud.
- ¡No te olvides de comer bien! Muchas novias están inapetentes por los nervios, pero con tanto ajetreo y corrida, puedes llegar a descompensarte si no te alimentas como es debido. De ser necesario, toma un complemento vitamínico.
- Duerme tus respectivas 8 horas. Si no descansas lo suficiente estarás de malas y también se notará en tu cara. No quieres que tu piel luzca envejecida el gran día, ¿verdad?
- Si eres de esas novias que trabajan, procura separar todo lo posible tu vida personal y tu vida profesional: no hacer horas extras ni llevar trabajo a tu casa. Pero tampoco te lleves los pendientes de tu boda a la oficina.
- Tómate un tiempo cada semana para hacer cosas con tu pareja que NO tengan que ver con la planificación de la boda: ir al cine, al teatro, hacer un picnic en el parque o caminar por la playa, compartir un día de spa o cualquier cosa que los ayude a relajarse.
- Que los árboles no te impidan ver el bosque: puede ser que estés en medio de un ataque de nervios porque te ha fallado un proveedor, o porque el corsé te aprieta y es necesario hacerle unos ajustes. Pero lo más importante es que compartirás el resto de tu vida con una persona que amas y que te ama. Respira hondo y focalízate en lo positivo.
- Habla de tus problemas a tus amigos o familiares, eso te ayudara a desahogarte y reducir el estrés. Eso sí, puedes pedir consejos, escucharlos y agradecer, pero no estés llamándolos todos los días para quejarte porque además de obsesionarte, ya no querrán escucharte más.
Cuando los nervios hacen peligrar la boda
En ocasiones, las tensiones producto de los preparativos hacen que la pareja misma peligre: los novios se tornan irritables, discuten constantemente… algunas personas hasta se cuestionan el deseo de casarse. Si éste es tu caso, considera conversar al respecto con una persona de confianza: un amigo, tu sacerdote, un terapeuta. Pero ten muchísimo cuidado antes de discutirlo con tu pareja. Llegado el caso, hazle saber que tus miedos no signifiquen que no lo ames o que no quieras casarte con él, sino que tal vez necesites un poco más de tiempo antes de dar el gran paso. Eso será preferible antes de dejarlo plantado en el altar…
Es fundamental encontrar la manera para controlar los nervios de la boda. Después de todo, es TU gran día, y lo mejor sería que puedas disfrutarlo. Después de haberte esforzado tanto porque todo salga bien, te lo mereces.